EEUU-UE, más allá de Trump
La primera mención del presidente de Estados Unidos sobre España fue para sugerir que era un BRICS. Nadie sabe si se trató de una confusión de Donald Trump o de un dardo preventivo por la conocida afinidad del Gobierno de Pedro Sánchez con China, uno de los países cuya inicial forma parte del acrónimo junto a las de Brasil, Rusia, Sudáfrica e India. El nombre de BRICS está de hecho en desuso y, en los últimos años, se habla más de Sur Global para incluir a otros estados no alineados con Occidente. En su mayoría, se trata de las inestables economías emergentes.Dos meses y pico de mandato del líder MAGA han propiciado que Estados Unidos se esté comportando en los mercados financieros de manera más parecida a este tipo de países que a los avanzados. El ejemplo más palmario es el desplome que han sufrido las Bolsas desde que anunciara los aranceles, que se ha visto acompañado en contra de lo que solía ser habitual por una subida del riesgo del bono soberano y una depreciación del dólar.El FMI explica que, ante las noticias relacionadas con desórdenes geopolíticos, las economías avanzadas elevan una media de 30 puntos básicos su riesgo soberano cada mes, mientras que las economías emergentes lo hacen 45 puntos. Cuando esta edición cerró, la rentabilidad del bono americano había aumentado 37 en puntos desde la imposición de las tarifas, aunque había llegado hasta los 48.Independientemente del sobrecoste que pueda suponer para la financiación de la deuda norteamericana, estas métricas son la manifestación más evidente de la pérdida del prestigio y de calidad institucional de sus políticas. Si el presidente de Estados Unidos quiere provocar un cambio estructural en el orden comercial y monetario mundial, el camino que ha escogido es dolorosísimo y, además, sin ninguna garantía de éxito.El equilibrio entre dos economías como la europea y la de EEUU va mucho más allá de una balanza comercial. En algunos niveles la relación entre ambas es de una densidad extrema. Según Eurostat, las filiales de empresas norteamericanas que operan en la UE (el 43% del total entre las extranjeras) generaron un volumen de negocio para sus matrices de 2,4 billones de euros. Igualmente, las compañías europeas lograron facturaciones de 2,2 billones en Estados Unidos (el 31%).Esta hibridación es incomparable respecto de las multinacionales de otra latitud, incluida China. Además, por encima de números, se comparten valores. Por muy empeñado que esté Trump en manipularlos.