Coches y drones
Para que la industria española del armamento se desarrolle hacen falta tres cosas: dinero, personas y espacio. También una cuarta: no haber desperdiciado la escasa inversión que ha habido inflando startups que después se vendían a Francia y Alemania o arrumbando a los escasos fabricantes que ponían el capital de su bolsillo. Pero eso ya no tiene remedio. El tiempo para el sector apremia, porque el primer factor, el del dinero, se está empezando a solucionar. El Gobierno va a tener que sacar recursos de debajo de las piedras para fortalecer sus Fuerzas Armadas, y el resto de países alineados empiezan a hacer cola en la ventanilla de pedidos de las empresas.Aunque parezca un asunto menor, un problema grave al que se enfrenta la industria de la defensa es de metros cuadrados. El país se ha desindustrializado casi por completo y las naves lo suficientemente grandes y equipadas que hay en los polígonos están dedicadas a la logística, y no a la producción. En estos momentos, existe una carrera en el sector por encontrar instalaciones por todo el país para aumentar volumen. El interés que demuestra Indra por Santa Bárbara, malvendida a un fondo norteamericano, o Duro Felguera, es una búsqueda desesperada de capacidad donde ya existe.Además de un lugar donde producir, las empresas españolas necesitan plantillas de media y alta cualificación, sobre todo las más tecnológicas. Para que la inversión sea sostenible, deben instalarse en ciudades con universidades e institutos de formación profesional competentes. Y si es posible, fuera de Madrid, que lo abarata todo.La premura por el rearme permite vislumbrar la colaboración entre sectores que hasta ahora vivían de espaldas. A la industria de las armas le falta capacidad y a la del motor le sobra, especialmente a algunas marcas afectadas por los aranceles. Rheinmetall Group ha pedido precio a Volkswagen por el uso de las plantas que cierre si cae la producción. De alguna manera tendrá que satisfacer las expectativas de sus accionistas que, hoy en día, valoran la compañía a 46 veces sus beneficios. Escribano Mechanical & Engineering (EM&E), tecnológica española puntera donde las haya, empezará a producir en las antiguas instalaciones de Santana Motor, en Linares.No obstante, la hibridación entre los dos sectores va a ir más allá del aprovechamiento del espacio. La automoción es la única industria que puede dar la suficiente escala a la defensa. Veremos cómo, además de hacer coches, en sus plantas se fabricarán drones. Al tiempo.